29.04.2025
Cada 29 de abril, el mundo entero se une simbólicamente para celebrar el Día Internacional de la Danza, una fecha que no solo rinde homenaje a una de las formas de arte más antiguas de la humanidad, sino que también nos recuerda el profundo poder comunicativo y transformador del cuerpo en movimiento.
La fecha fue elegida en 1982 por el Consejo Internacional de la Danza (CID) de la UNESCO, en honor al nacimiento de Jean-Georges Noverre, coreógrafo francés del siglo XVIII, considerado el precursor del ballet moderno. Pero más allá de los orígenes históricos, este día tiene una razón de ser que va mucho más allá de lo técnico o lo académico.
La danza es un lenguaje sin palabras. Habla desde el cuerpo, con el cuerpo y para el cuerpo, pero también toca algo invisible: lo emocional, lo espiritual, lo colectivo. A través de la danza, se expresan alegrías y duelos, luchas sociales y celebraciones íntimas. En muchas culturas, es ritual, memoria, identidad. En otras, es arte escénico, disciplina o incluso resistencia. Y en todos los casos, es vida.
Celebrar el Día Internacional de la Danza es, por tanto, mucho más que felicitar a los bailarines o asistir a un espectáculo. Es reconocer que la danza está en todas partes. Es reivindicar el valor del cuerpo como canal de expresión y comunicación, en un mundo que a veces lo olvida o lo reprime.
También es un día para recordar lo que implica dedicarse a la danza profesionalmente: esfuerzo físico, entrega emocional, constancia silenciosa. Es una carrera que exige pasión, pero también una enorme fortaleza.
Hoy, más que nunca, es importante dar visibilidad a este arte que une, que cura, que emociona.
Así que este 29 de abril, celebremos la danza. .